→Ya no es un juego es la inesperada realidad.

¿Te acuerdas de aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban con un práctico 'Pinto-pinto gorgorito'', cuando se podían detener las cosas que se complicaban con un simple ''eso no vale, trampa'', cuando los errores se arreglaban diciendo simplemente ''Empezamos otra vez'', cuando tener dinero, sólo significaba poder comprarte una bolsa de chucherías a la salida del cole? ¿Te acuerdas de cuando el hacer un castillo de arena, podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde, cuando para salvar a todos los amigos bastaba con un ''¡por mi y por todos mis compañeros!''?




Si retrocedemos en el tiempo, nos daremos cuenta de que ya no somos aquellas niñas que jugaban a las Barbie, que sonreían por todo; aquella pequeña cosa que caía y levantaba sin apenas esfuerzo, esa que no tenía problemas. Ahora, todos sus sueños han cambiado, y se han convertido en la ilusión de poder ser un poquito feliz cada día, en unos tacones nuevos, en ver una película de amor, en llorar de alegría, en reír, en saltar, en poder ser capaz de pensar y demostrar que ella sola puede, aunque no sea del todo cierto.

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