Dósis de sinceridad.

Me gustan las cosas insignificantes. Aquellas que con una milésima de su esplendor, hacen brillar a quien las posee.
Siempre escribimos sobre el amor y sus características, tanto, que desgastamos la palabra y ya no sabemos lo que es.
Sentí algo extraordinario, y fue cuando intercambie una sonrisa con el que hoy voy a compartir una tarde. A veces aparecen sentimientos que ni siquiera existen, y esos sentimientos son los mejores porque no sabes ponerles nombre ni describirlos, simplemente los sientes. En un momento te gustaría frenarlos y no sentirlos, pero tienen tanta fuerza que hacen que no sepas ni cómo reaccionar, y dejan tu mente, tu vista, tu sonrisa, tu tacto... al desnudo.
Hoy digo, que quiero ser feliz, y no por alguien, sino por mi. Y esa felicidad, espero compartir un pellizco de ella con alguien. No quiero esperar, no quiero seguir vagando por la vida echando de menos algo que sé que va a ser difícil y que quizás no va a suceder. No quiero daños, no quiero preocupaciones, quiero solo y exclusivamente, felicidad. Puede que los sentimientos nos hagan cometer errores y perder una amistad, un amor...pero...¿Qué ganamos con no intentar? Quiero intentarlo, quiero intentarlo una y otra vez porque la vida es eso, está rodeada de cosas insignificantes que solo piden que alguien las posea.

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